En la fp a distancia consideramos que la inteligencia emocional es un factor clave. Por eso, está en el centro de nuestro método formativo a distancia. En unos grados, como los relacionados con la enseñanza, forma parte de la materia a trabajar en sí. Y en el resto, la asumimos como un elemento fundamental para el éxito del alumno y para su relación con el profesorado.
En este post queremos contarte cuáles son algunas de las claves para mejorar la inteligencia emocional en el trabajo, pues es precisamente uno de los ámbitos de la vida donde más importantes son las aptitudes que engloba.
¿Cómo mejorar la inteligencia emocional en el trabajo?
La inteligencia emocional no es una cualidad innata ni se aprende de un día para otro. Reconocer y gestionar las propias emociones y las de los demás es un proceso continuo, en el que cada día se producen avances y descubrimientos por parte de quien lo lleva a cabo. Y en ese camino, hay una serie de claves que, si las pones en práctica, te serán de especial utilidad en el trabajo. Son las siguientes.
1. Una actitud positiva
El optimismo ayuda a llevar los proyectos a buen término. Por supuesto, no debe estar desvinculado de la realidad ni llevar a falsas esperanzas que pueden desembocar en frustración. Pero contar con una actitud positiva es básico para mantener alta la motivación, que es a su vez uno de los factores más importantes de la inteligencia emocional en el trabajo.
2. Una actitud abierta
Esto es, desarrollar una capacidad de escucha activa para aprender de los demás, reconociendo que no lo sabemos todo. Eso no significa plegarse a los criterios de los demás, como veremos en el apartado de la asertividad, pero sí puede contribuir a desencallar situaciones de bloqueo personal y colectivo.
3. Una actitud empática
Ponerse en la piel del resto de compañeros es otra clave a la hora de aplicar la inteligencia emocional en el trabajo. No quiere decir que se deban asumir las responsabilidades de los demás, pero detectar y entender situaciones delicadas en los compañeros es el primer paso para resolver un problema en el grupo.
4. Una actitud asertiva y respetuosa
Ambas actitudes van de la mano y por ello nos ocupamos de ellas en el mismo punto. Como decíamos, desplegar una escucha activa y ser empático no significa renunciar a las propias convicciones. Por ello, tener asertividad, es decir, capacidad para defender los propios postulados con respeto, es un aspecto muy valorado para la inteligencia emocional en el trabajo.
Enriquece al grupo por ampliar los puntos de vista y permite avanzar con decisión en los proyectos, convenciendo al resto de compañeros con argumentos válidos.
5. Una actitud modesta
En ocasiones, muchos de los problemas en los grupos de trabajo se dan cuando chocan los egos. Y cuando eso ocurre de manera prolongada y los problemas se enquistan, la relación se vuelve tóxica para uno mismo, para la otra persona y para el resto del grupo.
Sin embargo, hay una llave con ‘poderes mágicos’ que rara vez ponemos en práctica: pedir perdón y reconocer los errores. Alivia a quien lo solicita y hace cundir el ejemplo en quien lo escucha y lo acepta. De modo que, a la larga, todos se benefician de este gesto. Pero para que pueda estar presente en las relaciones entre compañeros, hace falta una buena dosis de modestia.
¿Por qué es tan importante trabajar la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional se da en dos esferas: la intrapersonal y la interpersonal. Es decir, no solo es importante para el desarrollo de la propia personalidad sino también para crear un ambiente adecuado con los demás. De hecho, como te explicamos en este otro post sobre la inteligencia emocional en los niños, las aptitudes que se asocian a ella se trabajan ya desde las edades más tempranas. Una perspectiva que interiorizan todos los estudiantes del Grado Superior en Educación Infantil a distancia.
Pero en etapas posteriores de la educación también resulta fundamental trabajar la inteligencia emocional. Especialmente en el caso concreto que nos ocupa, que es la Formación Profesional a distancia, puesto que a fin de cuentas se trata de una preparación integral para la incorporación al mercado laboral. Y un puesto de trabajo es uno de los entornos en los que más se ponen en práctica estas cualidades. El estrés por cumplir objetivos, el choque de pareceres o el arma arrojadiza de la culpa son algunos factores que nos ponen a prueba y que la inteligencia emocional ayuda a gestionar.
Precisamente por ello, se trata de una capacidad especialmente valorada por las empresas, ya desde el momento de leer un Currículum Vitae o de realizar una entrevista. Lógicamente, identificarla a simple vista no resulta fácil, pero siempre será positivo hacer mención a esas cualidades tan pronto como sea posible. ¿Cómo? Por ejemplo, indicando en el CV las soft skills que crees poseer. En este otro post te explicamos qué son las soft skills, en contraposición con las hard skills.
Conviene trabajar la inteligencia emocional no solo en el plano interpersonal, sino también en el intrapersonal. Esto es válido para todos los profesionales y, muy especialmente, para los freelance, que deben afrontar muchas horas de trabajo en soledad.
Eso limita las posibilidades de tener ‘encontronazos’ con los demás, pero puede multiplicar los que se producen con uno/a mismo/a, por lo que la inteligencia emocional también debe concebirse como una herramienta de ayuda.En definitiva, la inteligencia emocional es fundamental para trabajadores asalariados y autónomos, en la esfera interpersonal e intrapersonal. Y si se despliega de manera adecuada, el resultado será el mismo en todos los casos: progreso laboral y mejora salarial como consecuencia de lo anterior. Y, por encima de todo, la concepción del trabajo como fuente de felicidad, que es la gran aspiración de cualquier persona.
