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     beneficios de mascotas en niños

    Convivir con una mascota aporta múltiples beneficios, sea cual sea el animal de compañía y sea cual sea la edad de los amos. Lógicamente, no todos los beneficios son aplicables a las mismas mascotas y a las mismas personas, pero de todas las relaciones se pueden extraer enseñanzas y ventajas. En este post nos centramos en 10 beneficios que pueden aportar las mascotas a los niños, algo que resultará muy interesante para quienes estudian un ciclo de FP en Educación Infantil, puesto que puede ayudarles a comprender a esas pequeñas personas con las que trabajarán en el futuro.

    Mascotas y niños

    Los niños pueden experimentar múltiples beneficios y enseñanzas de su convivencia con mascotas. Unas enseñanzas que, además, se interiorizan para toda la vida, puesto que están en plena fase de desarrollo emocional y cognitivo, de modo que tendrán repercusión en el carácter y en la visión del mundo del pequeño.

    Ahora bien: hay que tener muy en cuenta la edad de los pequeños, puesto que no todas las mascotas son adecuadas para todas las edades. En este sentido, hay que tener especial atención a los bebés y a los niños de la primera infancia, cuyo conocimiento del mundo y de sí mismos es menor, y por lo tanto, su autocontrol y el que pueden ejercer sobre la mascota también es más reducido.

    Beneficios para los niños

    1. Compañía: los niños, por naturaleza, necesitan sentir que se les presta atención. Y los adultos, por desgracia, no siempre pueden ofrecérsela. Una mascota, en parte (y a su manera), sí lo puede hacer con su sola presencia. Por ello, muchos padres optan por proporcionar una mascota a su hijo o hija si no tienen otros hermanos
    2. Desarrollo del sentido de la responsabilidad: las mascotas, lógicamente, traen aparejadas una serie de tareas que no se pueden obviar. Sacarles a pasear (en el caso de los perros), establecer normas y límites (sobre todo en el caso de cachorros) o darles de comer son pequeños gestos que los niños podrían hacer, dentro de sus posibilidades
    3. Desarrollo de empatía: relacionado con lo anterior está el desarrollo de la empatía. Aunque los niños tienden al egocentrismo, especialmente en ciertas fases de su infancia, una mascota puede ayudarles  a situar el foco en el ‘otro’, ponerse en su piel e intentar comprender sus necesidades, tanto inmediatas como vitales. “¿Necesita agua?” “¿Está cansada?” “¿Tiene frío?” “¿Cojea?”: son pequeñas preguntas cotidianas y que, efectivamente, son propias de un niño empático
    4. Mejoran la autoestima: cuidando una mascota, el niño se sentirá útil, y eso es sinónimo de una autoestima alta. Y si además se trata de una mascota que sabe demostrar su afecto, el niño se sentirá también querido, aumentando aún más esa autoestima 
    5. Favorecen la socialización: los niños introvertidos y poco sociables se sienten incómodos cuando son el centro de atención. Pero descargar el protagonismo hacia otro, en este caso la mascota, le ayudará a liberarse y relajarse. Y de esa manera, se sentirá más proclive a socializarse. Además, ¡las mascotas son un magnífico tema de conversación y una estupenda excusa para el encuentro con otras personas que también tienen mascota!
    6. Escuela de valores: además de la mencionada empatía, una mascota ayuda a aprender, comprender y experimentar determinados valores, fundamentales para la vida en sociedad. Hablamos por ejemplo del respeto, la lealtad o la constancia, y de otros sentimientos negativos, cuyo dominio también representa un aprendizaje valioso, como el rencor o la culpa
    7. Brindan seguridad: algunas mascotas son capaces de proporcionar seguridad y defensa con respecto a los niños una vez que surge el vínculo entre ellos. En algunos casos, será una defensa estricta ante el peligro que puedan representar otras personas, y en otros casos pueden suponer una valiosa señal de alerta, por ejemplo a raíz de caídas o golpes
    8. Regulan el peso: si la mascota implica un aumento de la actividad, representará una buena aliada para evitar el sobrepeso e incluso enfermedades relacionadas con ello, como la diabetes. Pasear con la mascota o jugar con ella en un entorno seguro son tareas que pueden ayudar a ello
    9. Fortalecen el sistema inmunológico: según algunos estudios, la exposición temprana de bebés y niños a mascotas como perros y gatos puede fortalecer el sistema inmunológico de los niños en relación con ciertas enfermedades, especialmente las respiratorias. Y también podría reducir la probabilidad de desarrollar determinadas alergias
    10. Proporcionan felicidad: este beneficio se puede considerar un compendio de los 9 anteriores. Si un niño es capaz de experimentar todo lo expuesto más arriba, o al menos una parte de ello, el resultado no puede ser otro que la felicidad

    Por último, no conviene olvidar la inestimable ayuda que resultan las mascotas para los niños con algún tipo de discapacidad psicológica. Por ello, son muchas las terapias que se desarrollan con, por ejemplo, perros o caballos para tratar el autismo y otros problemas de salud mental.

    Recomendaciones básicas de convivencia

    Además de los 10 beneficios enumerados más arriba, es importante hacer otro breve listado sobre la relación entre mascotas y niños: en este caso, con recomendaciones básicas de convivencia. De no seguirse, la relación entre ambas partes podría ser distinta a la esperada, no exenta de riesgos:

    • Las mascotas no son juguetes, y no hay que tratarlos como tal, sino como criaturas con sus propias necesidades para su bienestar y el de los que le rodean
    • Los niños son niños, no adultos, y, por tanto, no pueden tener sus mismas obligaciones y responsabilidades. Es decir, los niños deben estar tutelados en todo momento por un mayor
    • Los animales son animales, y hay que comprender que pueden tener reacciones más impulsivas en determinados contextos
    • Los niños han de querer convivir con el animal, no se les puede imponer
    • Cada uno debe tener su espacio, tanto el niño como la mascota, pero el objetivo es que la mascota sienta que el niño es también su amo, no su igual. De lo contrario, el animal no desarrollará la obediencia y el respeto deseados

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